Con ese vaivén de las olas,
esa calma ininterrumpida,
mostrando al final un horizonte
infinito.
Él, inmenso
capaz de crear tempestades cuando se rebela,
puede también sacar más de una sonrisa.
Ese mar,
que va y viene
pero siempre está.
Todo él
es el reflejo de cualquier amistad.
No todas se quedan,
pero siempre habrá alguna
que lo hará.
Y te ayudará a comprender
que las amistades
son tesoros
que valen más que el oro.
Hay amistades de pega,
de Twitter,
amistades a distancia
y sin distancia
pero pasajeras.
Las hay de lágrimas cada semana,
y de risas todas las mañanas.
Amistades fugaces,
amistades estrella,
eternas,
o de noche
y "sólo una copa más".
Amistades de contemplar atardeceres
con un hombro en el que soñar.
Hay amistades-mirada
en las que se dice todo
sin necesitar ni una sola palabra.
Pero mis favoritas,
sin duda,
son las que sin importar el tiempo compartido,
te paras a mirarlas
y te das cuenta
que se han convertido en familia.
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