sábado, 12 de noviembre de 2016

A la luz de la Luna

Ella está quieta y sola,
presumiendo de su grandeza.
Marte a su lado, pequeño
y un avión que espera
verla llorar.

Ella es la reina
de su mundo,
del mío
y de cualquiera que quede hechizado por su luz.

Abarca montañas, lagos, paisajes enteros,
sueños por realizar
que vagan por el lienzo de su sombra
en forma de estrella fugaz.

Su espejo asoma bajo mis pies
mostrándose inmenso y pasivo;
no hay prisa ninguna.

Se crea un escudo,
una muralla,
una cárcel con su propio alma
para traer esperanza
a este muelle solitario.

Detrás nos protegen,
altos y firmes,
los monstruos de la noche.
Y se agitan riéndose
de mi mudez repentina
ante tal paraíso.



Ella todo lo sabe,
todo lo escucha,
todo lo calla.

  

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