domingo, 6 de mayo de 2018

Huele a lluvia


Huele a lluvia.

Huele a vida creciendo en los rincones más húmedos
de cada persona.

Huele a paraguas de sentimientos,
abierto
como cuando florecemos
y todas las pesadillas quedan perdidas.

Huele a tu café frío.
Tuyo
porque no he visto a nadie
beber con tanta ternura.
Frío
porque olvidamos beber
para bebernos
bajo el llanto de todos los que se fueron.

Huele a prisas por cubrirnos de los malos tiempos,
de descubrir nuestros defectos
y amarlos, 
aceptarlos,
querer convivir con ellos.

Momento de zapatos embarrados
y pelos alocados.
De labios corridos
y besos robados.
De jugar con la vida
como un niño
con los charcos.


Hasta en un día soleado,
huele a lluvia;
magia que he aprendido a amar
porque tú me has enseñado.


Huele a lluvia.

Y no puedo dejar de soñarte,
nariz contra ventana
admirando el resbalar de cada gota
y de sus vidas efímeras.

Tú respiras lluvia.
Mientras, 
yo
no me canso de mirarte el
alma.