lunes, 2 de enero de 2017

A ti, mamá


Llevo dándole vueltas a estas líneas
días, semanas,
toda una vida.
A qué escribirte a ti,
la que me ha dado todos estos
maravillosos días, semanas,
toda esta vida.
Podría hablar fácilmente
de lo bonitos que se ponen los árboles cuando florecen en primavera,
o de los espectaculares amaneceres que contemplamos juntas cada mañana.
Pero tratándose de ti,
me quedo sin palabras
porque solamente tú eres capaz de superar la belleza de cada flor
y de cada rayo de sol que se refleja en el mar.


Qué equivocado está el dicho "los imposibles no existen"
y todos aquellos que pretenden hacerlo real,
pues es imposible tener la suerte que yo tengo de que estés siempre a mi lado.
Es imposible las mil cosas que haces
y que aun así,
tengas tiempo de terminar el día con una sonrisa.
Es imposible describir con palabras lo que llego a sentir
cada vez que me abrazas,
o me llamas cariño
y me regalas uno de esos besos sonoros que tanto te gustan.
Es imposible quererte tanto cada día,
y siempre más que el anterior.


Tienes un don para hacerme feliz,
para ser una súper-mamá de los pies a la cabeza.
No importa que el día esté gris
si cuando llego a casa me recibes con los brazos abiertos,
dispuesta a pintar de colores cada sentimiento lluvioso que e invada en ese momento.


Eres el alma de cada ola que choca contra la orilla,
eres rojo pasión y azul cielo,
eres cada caricia de amor,
cada "todo irá bien mi niña",
cada abrazo sin respiración.
Desafías a la felicidad y hasta consigues superarla,
dejas en ridículo a cualquier sonrisa vulgar.
Quieres. Quieres con fuerza, y amas.
Amas con locura.


Te necesito a la que más
(te quiero).
Eres la persona en la que ojalá algún día me convierta
(te quiero).
A tu lado todo parece más fácil
(te quiero).
Tienes la capacidad de hacer que me quiera
(te quiero).
Y por si no ha quedado claro,
te quiero.



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