sábado, 22 de octubre de 2016

Algún día...

Qué ridículo suena dedicar un solo poema a una sola persona,
con todos los ríos y montañas que albergan mil y una historias.
Se puede hablar de los peces que deciden marcharse de su arroyo para ver otras aguas,
o de los árboles y su manía de cambiar de color.
Aquella ardilla que trepa hasta la última rama para mantener sus bellotas a salvo.


Con todas las historias que se escuchan por la calle,
en el metro,
haciendo fila en el supermercado;
hasta en el rumor de las palomitas en una sala de cine.


El choque de las olas con su danza marítima
trae historias del horizonte
y más allá.


Y aun así,
sólo me importa la historia de tu vida.
Por muy ridículo que sea,
hablaré de tus carnosos y calientes labios rosados.
Me permito hablar de las montañas,
pero las que forman tu labio superior
que perfilo lentamente con mi dedo índice
sintiendo el calor y el bombear de la sangre.
Y me imagino a mí,
besándote
y sintiendo tu lengua en mi boca…


Cómo sabes volverme loca con tus andares de chulería que dicen
<<aquí estoy yo>>
y que me aseguran de por vida protección.
Y te tocas el pelo,
te pasas la mano por tu pelo suave.
Lo haces porque lo sabes;
sabes que me vuelve loca.


Pero yo simplemente te observo desde fuera,
como un espectador más alentada  de que si entro en escena,
mi corazón se romperá en añicos, una vez más.


Desde fuera,
pero admirando tus ojos gigantes
que brillan aunque no haya rayos de Sol,
aunque sea el día más gris.
Tus ojos luceros de mi puerto,
acompañados por esa
puta
sonrisa
perfecta.


Todo tu ser es la debilidad
EN MAYÚSCULAS, subrayado y con negrita.
Desde tus pequeñas y suaves manos
hasta tu ombligo que hace de soporte a mi mundo desastroso;
pasando por cada cicatriz,
cada lunar
que recorro en mi mente como si fuera un mapa del tesoro.
Siendo tu cuerpo el mapa,
siendo tu corazón el tesoro.


El punto en el que la espalda pierde su agraciado nombre,
la curva que altera cada gota de sangre que corre por mis venas:
tu trasero
es el guía turístico de mis sentimientos,
mis sueños incompletos.


El día en el que,
desde fuera,
observé aquellos hoyuelos inocentes que me decían
<<te voy a volver loca>>.
Y qué hijos de puta
porque tenían toda la razón del mundo
sin tener nada de derecho.


La manera en que me imagino que bostezas al despertarte un domingo por la mañana,
con el pelo alborotado
y cerrando un ojo porque todavía te deslumbra la luz del día.


Aunque todo esto sea tan sólo una fabricación de sueños,
de algo inventado.
Aunque me estremezca cada vez que me doy la vuelta en la cama
y me veo sola.
Algún día encontraré a alguien que merezca la pena dedicar este poema.


Algún día,
será tuyo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario